sábado, 26 de febrero de 2011

Sábado

Concluí un libro más. Leo como poseso últimamente. Al menos recuperé mi gusto por la lectura. El viernes releí algo (corto) de Heidegger; señalaba que todos los males se deben a nuestra incomprensión de la palabra ser.

"Las ciencias se determinan como tales en tanto que reaccionen a crisis de fundamentación." Me recuerda a Hegel. Hegel.

Acompañé a mi padre a recoger algo, fracasamos. Un drogadicto a mi lado en el metro, para qué sirve ese cateo tipo aeropuerto al que fui sometido por un viaje subterráneo.

Una masa enorme en el interior. Yo era parte de ella; tan grotesca la hallé que preferí centrar mi atención en mi novelita de Sartre.

Tarde; casa de mi madre. Ví un programa grotesco. Mi hermano no siente nada por mí.

A mi regreso, en Fb busqué a Faride; recordé como otrora 6 años era una encantadora niña que me adoraba. Hoy ni siquiere recuerda que existo. Estoy muerto para ella.

Envalentonado por el suceso anterior busqué a Sofía. Una foto de los dos juntos. Percibí una felicidad en ambos que nunca antes había captado en esa foto. Me desconocí, ya no queda nada de ello. Hoy no soy el de esa foto, ella tampoco. Temblé un poco y la sensación de llanto me invadió. Las lágrimas no emanaron.

Observé fotos de ella feliz con otros. Feliz en ese momento mientras que yo no paraba de llorar. La náusea hizo que luciera muy por encima de ellos. Nada metafísico, simplemente solo ella me interesaba en esa foto.

No tengo amigos, nunca los he tenido. Todo se reduce a personas con las que comparto tiempo y lugar en distintos momentos de mi vida. La paso bien. No debo hacerme ilusiones, nunca he mantenido contacto con quienes compartía tiempo y lugar anteriormente.

Recuperé mi cuarto. El griego me está interesando. Me fascina aquéllo a lo que intento dedicarme. Además, es lo único que tengo.

Mis ojos pesan. Tal vez se debe a lo mencionado en primer párrafo.

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