martes, 8 de febrero de 2011

Recuerdos de arena

Cuerpo contra el asfalto, recuerdos de arena. Odiosos recuerdos, no funcionan, quisiera olvidarla, daría cualquier cosa por ello. Miente, sabe que miente. Por eso es inútil. La ama, jamás ha querido olvidarla, él la ama.

Es una cuestión tan subjetiva, en su solipsismo lo sabe. Sólo un recuerdo sobrevivió al hastío. Por qué desecharlo? Creyó desfallecer cuando cierta obertura de Tchaikovsky le pareció odiosa después de tanto tiempo. Algo pudo tener que ver el entonces nuevo mencionado recuerdo.

Carísimo precio tuvo que pagar. Pensar en ella consumió lenta y progresivamente su ser, ahora moriría, sabía que moriría. Por qué no olvidarla entonces?

No quería, se negaba. La pregunta es necia, la amaba, él la amaba. Destrozado por su adios y rápido olvido decidió encerrar el recuerdo, tenerlo presente, día y noche la pensaba. Los motivos son obvios. En su mente aún estaba con ella, abrazados, el tiempo suspendido. La tragedia residía en parte en la realidad.

Ella no estaba en el mundo exterior. Eso había terminado. Aún cruzando ambos, aún mirándose a los ojos podía sentir su indiferencia. Ello hacía que se refugiara más en sí, que lograse vencer el tedio.

Lo que tenía que pasar pasó, ya no estaba ahí. Aceptó el precio que hubo de pagar con tal de seguir con ella aunque fuese a costa de sí mismo. No tardó mucho, ya no estaba ahí.

Su muerte a nadie sorprendió, su ausencia ya anunciaba lo que sucedería. Meses después ella de su muerte fue enterada. Aferrada fuertemente en brazos de otro tuvo su primer pensamiento sobre él en largo tiempo y el último sobre él que tendría en toda su vida.

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