domingo, 11 de julio de 2010

El llamado de Cthulhu

Decidióse pues el cosmos a brindar nuevamente a los desventurados artistas de esta tragicomedia un medio por el cual pudiesen ser conocedores de sus designios como otrora hiciese con los pueblos helenos. La señal de sus deseos, el símbolo impreso de legitmidad en aquellos tiempos fue el destello de irracionalidad cósmica patente en la drogadicción de sus sacerdotisas previa a las revelaciones. Voluntad cósmica fue que el destello del nuevo oráculo estuviese en sintonía con los niveles de irracionalidad alcanzados por nuestro tiempo. Surgió entonces el oráculo, el demonio, el intermediario entre el cosmos y los hombres. Quiso pues aquél, que tan noble misión recayera en un octopodo de inocente nombre, Paul, y que despuntara iluminando a la humanidad con sus revelaciones en la síntesis de lo irracional y de la tragicomicidad del mundo, el fútbol. Duda alguna no quedo ni entre los más acérrimos vástagos de Pirrón; dijeron todos al unísono "éste es el elegido" y se congregaron en torno a su octópodo ser. El ciclo del molusco había comenzado.

3 comentarios:

  1. je je octópodo de inocente nombre. Lo malo es que luego los castigan con algunas perversiones muy desagradables. De cualquier forma sus rpedicciones no son délficas, son unívocas, nada interpretables.

    ResponderEliminar
  2. Jaja lo sé estimado, únicamente jugueteo con el tema.

    ResponderEliminar
  3. Más te vale no juguetear con pulpos. Terminan en lugares insospechados y páginas de dudosa moral. Luego te recomiendo unos jeje

    ResponderEliminar